La vida para nuestra suerte o desgracia
no tiene nada que ver con un viaje concertado en una agencia, no hay
rutas ni horarios, ni siquiera nos dan un mapa que nos sirva de guía.
Una mañana amanece uno con una idea clara de a donde quiere llegar,
las paradas que va a efectuar para el camino y el lugar donde va a
repostar.Y sin embargo a la noche nos encontramos totalmente
desorientados, sin saber muy bien si nuestra ruta se encuentra a la
derecha o a la izquierda del camino, pero pese a todo, por mas
perdidos que estemos algo nos dice que no podemos detenernos, que
debemos tomar una decisión. A veces esa decisión consiste en echar
la vista a atrás, en volver sobre nuestros pasos para encontrar el
punto donde nos equivocamos y perdimos el rumbo.
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